CAAS en la Jornada de Investigación de la FEET-CE

La Facultad de Educación, Economía y Tecnología de Ceuta ha organizado una Jornada de Investigación en la cual se han mostrado algunas de las tendencias en materia de investigación presentes en la Universidad de Granada (con las exposiciones de Antonio Luzón, José Alberto Castañeda y Rosana Montes) y en el Campus de Ceuta (a través de las presentaciones de José María Heredia, el compañero del grupo de investigación Gabriel García-Parada y el coordinador del grupo, Fernando Trujillo).

Nuestro grupo de investigación ha sido invitado a esta Jornada, lo cual agradecemos al Decanato de la Facultad de Educación, Economía y Tecnología pues nos permite reflexionar con nuestros compañeros y compañeras y mostrar nuestra actividad de manera pública. En este sentido, hemos realizado una exposición con tres claves: en primer lugar, nuestra visión de la universidad hoy; en segundo lugar, el recorrido realizado por el grupo de investigación a lo largo de este año; y, finalmente, las conclusiones que establecemos en relación con la investigación en el Campus de Ceuta y, por extensión, en la Universidad de Granada y la universidad española.

Nuestro punto de partida es preguntarnos cómo es la universidad hoy y cómo será la universidad en el futuro. Hemos planteado a los asistentes que la universidad hoy se debate entre dos modelos que aún no han encontrado un buen encaje institucional. Así, la universidad hasta hoy ha sido fundamentalmente una «universidad docente» en la cual las contrataciones, la organización del personal, la gestión del tiempo de trabajo, la distribución de los espacios, etc., se hacía siempre y de manera casi exclusiva desde la perspectiva de la docencia; sin embargo, todos los indicios apuntan a que la evolución de la universidad será hacia una «universidad investigadora», dedicada a la búsqueda de soluciones de problemas socialmente relevantes para los cuales pretende obtener proyectos de investigación financiados por la vía pública o por la vía privada.

Habría mucho que escribir sobre este proceso de cambio de la universidad docente a la universidad investigadora (qué aporta cada modelo, qué se pierde en el cambio, qué se gana con él, por qué se realiza el cambio y a quién beneficia, etc.) pero en nuestra exposición hemos querido centrarnos en algunas cuestiones que nos preocupan.

Por un lado, el cambio de un modelo a otro de universidad no debe implicar menor calidad en la docencia pero sí una transformación del modelo docente: así, hoy estamos en condiciones de pasar de un modelo de presencialidad extensiva a otro de presencialidad intensiva, reforzada por una apuesta decidida por la utilización de la tecnología como apoyo para la docencia y el aprendizaje. Es decir, obviamente la universidad no puede renunciar a la docencia y la docencia tiene que ser una palanca de calidad para el aprendizaje; sin embargo, en nuestra opinión también podemos afirmar que un mayor número de horas en clase no es, necesariamente, un buen predictor de un aprendizaje de calidad. Por el contrario, creemos firmemente que una docencia de calidad con presencialidad intensiva y con un importante componente tecnológico que la apoye puede ser una oportunidad para replantearnos nuestra docencia, como ya están haciendo universidades como la Universitat Pompeu Fabra, para hacerla valiosa y útil para el aprendizaje en el siglo XXI.

Por otro lado, hoy una gran parte del profesorado universitario vive con gran ansiedad la paradoja de una institución que evalúa la investigación (a través de acreditaciones y sexenios) y vincula la estabilidad profesional a esa evaluación pero al mismo tiempo organiza buena parte del trabajo del profesorado (la docencia y la gestión) solo desde la perspectiva docente, dejando la investigación para una zona gris indeterminada entre el tiempo libre del profesional y los resquicios que dejan la docencia y la gestión.

Por poner dos ejemplos antagónicos, la institución exige a su personal docente e investigador estancias en centros de investigación (especialmente extranjeros) pero el complejo rompecabezas de la ordenación docente en muchos centros hace muy complicado cumplir con la exigencia de estancias de investigación (o incluso la asistencia a Congresos y otros eventos científicos). En el extremo opuesto, la institución y la sociedad demandan una docencia de calidad, como no puede ser de otro modo, pero para la obtención de la acreditación o los sexenios se valoran casi exclusivamente las publicaciones en las llamadas «revistas de impacto», dejando ahora en el olvido a la docencia y la gestión, razón por la cual se empieza a observar una cierta tendencia de rechazo a las responsabilidades de la gestión universitaria (mal reconocida en estas evaluaciones y, por qué no decirlo, también mal recompensada por la propia institución universitaria) e incluso una cierta tensión respecto a la docencia, especialmente entre el profesorado en formación, que vive con gran presión la necesidad de publicar para obtener las acreditaciones correspondientes.

En estas paradojas se inserta la existencia del Grupo de Investigación HUM-840 «Conocimiento Abierto para la Acción Social» para quienes formamos parte de él. Para muchos de los miembros del grupo, nuestra pertenencia a este colectivo de docentes e investigadores ha supuesto re-ilusionarnos con la vida universitaria y nos ha llevado a una reflexión en profundidad acerca de la relación entre docencia e investigación. ¿Qué ha ocurrido en estos meses para que muchos sintamos hoy que respiramos aire fresco dentro de la misma institución que hace unos meses parecía asfixiarnos? Intentaremos explicarlo en pocas palabras:

1. La composición del grupo

El Grupo de Investigación «Conocimiento Abierto para la Acción Social» es diversidad. Si su origen está ligado fundamentalmente al área de conocimiento de la psicología, los miembros fundadores el grupo han tenido la generosidad suficiente para entender que el grupo ha de ser una estructura abierta que acoja a todas aquellas personas que se sientan atraídas por la investigación y que estén dispuestos a aprender y a investigar desde una visión abierta del conocimiento. Expresiones como multidisciplinariedad, interdisciplinariedad, aprendizaje mestizo, diversidad epistemológica, metodologías mixtas o hibridación no son solo nuestra manera de entender la investigación: son nuestra manera de entender la vida y la convivencia, en la universidad y en el mundo.

Siendo muchos y diferentes somos, simplemente, más felices.

2. La acción del grupo

Desde el primero momento, el Grupo «hace cosas con sentido» y eso le fortalece (y le complace, por qué no decirlo). A partir de nuestra declaración de intenciones, el grupo se lanzó a la acción y ha sido capaz de demostrar tanto dentro del Campus Universitario de Ceuta como fuera de él que estamos aquí para prestar un servicio a la sociedad y a la comunidad universitaria. Así, desde el mes de marzo, que fue cuando relanzamos el grupo, hemos organizado los siguientes eventos:

Es decir, se han organizado seis eventos con amplia repercusión social y mediática en los nueve meses (menos aún si restas los meses veraniegos) que han transcurrido desde marzo hasta hoy. Desde esta perspectiva podemos hoy afirmar que en el Campus de Ceuta no cabe ninguna duda de que el Grupo de Investigación representa el agente activo más importante en el Campus Universitario de Ceuta más allá de los propios órganos de gobierno del Campus.

Pero, además de esta actividad «social», el grupo ha sido capaz de estructurar cuatro líneas de investigación en estos meses: 1. Innovación Educativa (con una ambiciosa investigación que nos ha llevado a recorrer España y que esperamos poder contar muy pronto); 2. Educar en la Frontera, que ha generado el monográfico de Cuadernos de Pedagogía que presentamos recientemente y un segundo proyecto que tiene en las historias de vida de migrantes su eje central; 3. Educación en el Sáhara, vinculado con el proyecto de cooperación internacional en la wilaya de Ausserd que coordina José Antonio Liébana y en el cual ha participado buena parte del grupo; 4. Tecnología y enseñanza/aprendizaje, que ya tiene en pre-print un primer artículo firmado por tres miembros del grupo y esperamos que pronto sean varios más.

En resumen, somos felices porque nos sentimos activos y porque le vemos sentido a nuestra actividad tanto en el contexto local como en un marco más global.

No queremos ser investigadoras e investigadores de un paper al año. Queremos ser agentes de transformación.

Queremos ser agentes activos de transformación de nuestra comunidad universitaria y nuestro entorno a través de nuestras investigaciones, nuestras publicaciones y las actividades, siempre abiertas, que organizamos. Por esta razón no dejaremos de plantear, tengamos más o menos medios o incluso más o menos apoyo institucional, actividades que sirvan para promover el conocimiento y la investigación en nuestro entorno así como actuaciones que busquen un mayor bienestar social y una más profunda comprensión de la realidad y los problemas sociales.

3. Una visión integral de la docencia y la investigación en el grupo

Desde que relanzamos el grupo de investigación, muchos de sus miembros hemos tomado una nueva conciencia de la relación entre docencia e investigación. En esa nueva conciencia la investigación alimenta la docencia, tanto en contenidos como en metodologías (proyectos, aprendizaje mediante la investigación, tutorización de TFGs y TFMs de carácter investigador, etc.) y la docencia ilumina posibilidades de investigación que antes parecían ocultas tras guías docentes que nunca habían estado más vivas que ahora.

En esa nueva conciencia, sin embargo, no dejamos de ver, como exponíamos al principio, que la universidad es una institución desajustada. Facultades y departamentos son instituciones compartimentalizadas diseñadas para la docencia (por ejemplo, en las facultades abundan las aulas de gran tamaño pero escasean los espacios para los grupos de investigación, lo cual es también una reclamación constante de nuestro grupo en el Campus de Ceuta, que aún no tiene sede propia) y son normalmente gestionadas mediante políticas top-down cuando la investigación hoy demanda una gestión bottom-up en la cual las investigadoras e investigadores sean capaces de reconocerse y con procesos administrativos no burocratizados que no consuman recursos del grupo y que no desvíen la atención de su auténtica razón de ser: investigación, innovación, transferencia, divulgación y acción social.

La universidad es una institución desajustada pero hay vías de salida para sus dilemas.

Por otro lado, las facultades y los departamentos se han convertido en espacios de gestión burocrático-administrativa cuando su potencial representativo y su conexión con la sociedad podría servir, como si fueran auténticos semilleros, para la búsqueda activa de oportunidades de investigación y transferencia que fueran asumidas por los grupos de investigación, así como para la divulgación de actividades y resultados de investigación: ¿Qué sentido tiene que un investigador o una investigadora de una facultad determinada imparta una ponencia en un congreso importante y la web de su centro o su departamento no contribuya a difundir esta actividad?¿Por qué no se convierten las herramientas con las cuales cuentan hoy todas las facultades y departamentos (webs, perfiles en redes sociales y contactos con los medios de comunicación) en altavoces para la actividad investigadora de los distintos grupos de investigación?

En resumen, la Jornada de Investigación organizada por la Facultad de Educación, Economía y Tecnología de Ceuta nos ha servido para hacer pública la creencia de que la universidad del futuro hará de la investigación su auténtico epicentro y que esta exige una gestión integral del campus universitario desde la perspectiva de la investigación. Además, creemos firmemente que la relación entre investigación entre investigación y docencia no tiene por qué ser antagónica sino que ha de ser necesariamente complementaria; con ello, además, podemos todos (alumnado y docentes) ser más felices y estar más preparados para acometer los retos del presente y del futuro.

Fotografía de Alex Holyoake en Unsplash